Dicen que fue de carácter muy altivo,
Que fue rebelde, dominante, apasionada;
Que fue voluble, como todos los Mendoza,
Y que su vida, en su niñez, fue muy calmada.
Que pierde un ojo en práctica de espada,
O tal vez fue por montar en yegua arisca;
Otros dicen que la niña no era tuerta,
Que su ojo se tapaba por ser bizca.
A pesar de su parche en el ojito,
Nos cuentan que era dama muy bonita;
En el día de su boda la describen,
Como novia bonita, aunque chiquita.
La casaron de solo doce abriles,
Con noble segundón de Portugal;
Era Ruí, mucho mayor que ella,
Y el “casorio” no pueden consumar.
Pasa un lustro y la joven señorita,
De miel la luna, ya puede realizar;
En trece años que dura el matrimonio,
Llegan seis hijos a alegrar su hogar.
Ya Princesa de Éboli, es Anita;
Además es Duquesa de Pastrana;
Su marido la colma de riquezas,
Y es famosa por ser muy noble dama.
Cuando muere su marido, ella se aísla,
En el convento que fundó Santa Teresa;
Allí se queda rodeada de sirvientas,
Y la Abadesa la apodó: “monja princesa”.
La leyenda le acomoda sus amantes,
Felipe, el rey, dicen que fue el primero;
Luego le asignan a su “secre”, Antonio Pérez,
Pero nunca lo comprueban por entero.
Ésta historia la montó don Escobedo,
Pero dice Marañón que no fue cierta;
Que una lágrima nada más derrama ella,
Por la simple razón de que era Tuerta.
☺
1 comentario:
Muy simpática la presentación de ésta historia. Pero en donde puedo conseguir la historia real de la perdida de su ojo?
Publicar un comentario