Marco Antonio el célebre romano,
Muy joven él, de mala disciplina,
Andaba enamorando y apostando,
Tomaba trago como en cualquier cantina.
Matrimonios: con Favia fue primero,
El segundo con Híbrida, su prima.
Esta lo engaña con un tal Dolabella,
Marco la expulsa con pena y mucha grima.
Casi enseguida; matrimonio con Fulvia,
Y ya de cuarto se casa con Octavia;
Esta mujer que si es “de pelo en pecho”,
Controla a Marco Antonio hasta con rabia.
Por cosas de la guerra llega a Egipto,
Va por ayuda que a Cleopatra implora,
Esta gran reina, muy lista y muy hermosa
Le guiñe un ojo, y Antonio se enamora.
La reina pide que mate a su hermanita,
Y Antonio acepta, de amor enceguecido.
Luego muy juntos se pasan el invierno;
Fornican como locos muy prendidos.
Deber de Antonio, es regresar a Roma,
Y en embarazo la “Cleo” queda sin queja,
Dos gemelitos; Selene y Alejandro,
Son fruto de este amor de la pareja.
Cuatro años duran sin verse las narices,
Pero al reencuentro deciden que haya boda,
Antonio accede sin repudiar a Octavia;
¿El hombre “bigamió”? ¡Así es la “joda”!
Por presiones de Octavio y por Octavia,
A Cleopatra, cogen tirria los romanos,
Sienten odio también por Marco Antonio,
Ya sus amigos, no le alcanzan MÁS la mano.
Un día le cuentan que Cleopatra muere,
Y Antonio piensa que no le queda nada,
Encuentra en el suicidio, único escape,
Dejándose caer sobre su espada.
☺
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