Con respeto, cariño y con loores,
Hablamos hoy, del gran libertador;
Porque el hombre además de ser tan grande,
Tuvo sus pasos en las lides del amor.
En Europa el vio a María Teresa,
Casi al instante él le entregó su amor,
Se casan cumpliendo requisitos,
Pero ella muere, causando un gran dolor.
El jura entonces; nuevamente no casarse,
Y cumple el juramento muy fielmente,
No se casa, pero tiene otros amores,
Que permiten olvidar el incidente.
Ahora él conoce a María Ignacia,
Que “la güera Rodríguez” le decían,
Una bella mujer de ojos azules,
Que al buenode Simón conquistarían.
La francesa, Fanny Du Villard, le sigue,
Una blanca mujer, de rubio oscuro,
Muy coqueta, que además era casada,
Mas su esposo de seguro era un cornudo.
Enigmática, bella, dulce y reservada,
Fue Teresa su nueva enamorada.
La relación con esta fue más larga,
Aunque si, más discreta y reservada.
Ana Lenoit, adolescente y linda,
De timidez y encantos sorprendentes,
Conquista el corazón del personaje,
Que estaba en veintinueve; muy vigente.
Josefina Machado de veinte años,
Conocida como “Pepa” íntimamente,
Era morena y de cabello oscuro,
Labios carnosos y criolla cual su gente.
Con “las Ibáñez” llega un caso muy aparte,
Con todas ellas y más con Bernardina,
Hubo romances, aventuras y flirteos,
Y que más da, si las nenas son “divinas”.
Aurora Pardo, e Isabel Soublette,
Julia Corbier y Juanita, la Pastrano,
Con Luisa Crobert, fueron otras de las tantas,
Que pasaron por su vida en y por sus manos.
Una mujer “gruesita” de ojos negros,
Indecisa su mirada, tez rosada,
Contaban que sus dedos eran bellos,
Cabello negro, hecho en moña, bien peinada.
Muy alegre era, y conversaba poco,
Ella fumaba con gracia encantadora,
Era Manuela, la famosa Manuelita,
Manuela Sáenz, de Simón “libertadora”.
☺
1 comentario:
Es agradable ver el respeto con que se trata al libertador, aún en un tema tan delicado como éste.
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