lunes, 31 de marzo de 2008

CATALINA HOWARD

sexoamorycuernos
“La rosa sin espinas” le decían,
A Catalina (prima de Ana Bolena),
A los doce años inicia su aventura;
Muy jovencita se perdió esta nena.

Henry Mannox, fue su primer romance;
De música y amor fue su maestro;
Luego pasó el joven Francis Dereham,
Quien fue su amante; y en amores era diestro.

Ella vivía con su abuela en una casa,
De huéspedes, mansión de visitantes.
Allí se enreda en amores con los clientes,
Consiguiendo fácilmente sus amantes.

Consiguió un empleo con la reina,
Y pasa a ser su dama de compañía;
Allí el rey, Don Enrique, la persigue,
Por supuesto que la reina no sabía.

El rey muy pronto, anuló su matrimonio,
Y se casa con la joven Catalina.
El gordo rey ya frisaba los cincuenta,
“La rosa sin espinas”; una niña.

A pesar de riquezas y poderes,
El matrimonio aquel, no era lo suyo,
El cuerpo de ese rey le fastidiaba,
Su panza lastimaba hasta su orgullo.

Catalina buscaba y conseguía,
Amoríos y amantes por doquiera;
En la corte, en la guardia, o en la calle,
Muy poco le importaba como fuera.

Un cortesano, del rey un favorito;
T. Culpeper, se convirtió en su amor;
Y mientras tanto y simultáneamente,
Seguía flirteando con clientes de la mansión.

Las aventuras de la linda descarriada,
Llegan a Enrique a manera de rumor.
Este comprueba que era muy “cornificado”,
Y enfrenta el caso con sin igual rencor.

Ordena muerte a Culpeper y a Deraham,
A Lady Jane quien fuera su celestina,
Y a Catalina que le quiten la cabeza.
(El resto no; pues la nena es muy divina).

Ella ensayó como entrar al cadalso:
Verse muy bien, quería al fin y al cabo.
Y fue otro caso de amores y de cuernos,
Donde pierden la cabeza por un rabo.



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