lunes, 31 de marzo de 2008

BALDUINO I DE JERUSALEN

De tez muy clara, cabello muy oscuro,
No era muy grueso, normal era Balduino,
Muy serio y digno en su vestir y verbo,
Experto en armas, y de porte fino.

Su vida amorosa no fue extensa;
Aunque de tintes extraños salpicada,
Tres himeneos, no más, habla su historia,
¿Tal vez amantes?; no se supo nada.

Primero fue el esposo de Godehilda;
Conócese muy poco de la dama.
Luego se casa con Arda (ella si arde),
Pues la acusa de cuernos en su cama.

El dijo que los cuernos le ponía,
Con amantes, por cierto musulmanes,
Entonces va y la encierra en un convento,
Y desposa a Adelaida sin afanes.

Técnicamente era bígamo Balduino,
Porque Arda, su otra esposa aún vivía.
No tuvo hijos con ninguna de las damas,
Y sospechas de otra clase alentaría.

Las malas lenguas empiezan a desatarse;
Surgen versiones: unas pobres y otras ricas,
Pero ganan las más escandalosas,
Que difunden que aquel hombre era marica.



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