lunes, 31 de marzo de 2008

DAFNIS

Su madre lo abandona siendo infante,
En hermoso sembrado de laureles;
Allí es criado por las ninfas y pastores,
Que cuidaron de sus amaneceres.

Favorito de dioses como Apolo,
Como Pan; que lo enseñó a cantar;
De las musas que le inspiran poesía
;
Y que él compone por sus dioses deleitar.

Una náyade cuyo nombre era Xenea,
De él se enamora y le hace prometer;
Que jamás haga el amor, si no es con ella,
Y si incumple, pierde el don de poder ver.

Dafnis resiste numerosas tentaciones,
A él lo persiguen por ser hermoso y macho;
Y una princesa lo enamora y le da vino,
Y Dafnis cede; pues lo cogió borracho.

La náyade, si cumplió lo prometido;
Lo deja ciego y para Dafnis es suplicio;
Deambula por el valle y sin ver nada,
Él se mata cayendo a un precipicio.

Moraleja hay aquí para los hombres,
Y que yo les transmito desde luego:
No se emborrachen cuando salgan con mujeres,
Porque el vino al amor, lo deja ciego.



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