martes, 25 de marzo de 2008

ABD ALLAH I



Era blanco el Emir y rubicundo;
De rojo y negro teñíase la barba;
De azules ojos y cabellos rubios, 

Un poco brusco y de existencia amarga.

Aseguran que en el sexo fue eficiente,
Que a sus esposas, por igual las complacía,
Pero que a Oneca, por ser la más hermosa,
Todas las noches, la hacía su preferida.

Tuvo en aquella, su más puro descendiente 
Y por supuesto, lo nombra su heredero,
Pero a este, lo asesina un medio-hermano,
Hijo de alguna que se comió primero.

Sin muchas vueltas, condena al asesino,
Luego a su nieto, lo nombra sucesor,
Más tarde muere, cercano a los setenta
Muy corta historia de amor y de dolor.



1 comentario:

Anónimo dijo...

El erotismo siempre es causa de poesía.
Felicitaciones, muy bueno el Blogg